jueves, 13 de agosto de 2009

No se si tenga alma, por que no pesa


Las gotas de sangre van cayendo lentamente tras el cuchillazo sobre las venas, sale deliciosa y rojiza, caliente, liquido y mas liquido, se acumula allá abajo sobre el piso de madera, se escucha en el silencio esa melodía, esa canción que interpretan las gotas una a una en el suelo, sobre el riachuelo que va creciendo lentamente, como también lentamente el cuerpo inerte, casi sin vida, va quedando vació. Hay es donde mi cerebro empieza a hacerse mil preguntas y mil respuestas inequívocas. La importancia de la sangre me digo a mí misma, sin ella no podemos hacer nada, nos recorre el cuerpo como el agua, pero en el caso de este especial liquido es por dentro, pero con una majestuosidad interesante, siempre recorre el mismo camino, sube, baja, dobla a la izquierda, dobla a la derecha, incluso da brincos, pero siempre sigue un mismo camino, ese camino infinito entre las arterias y venas, impulsado por ese motor que nunca acaba de bombear. La sangre nos da vida, la sangre nos identifica, la sangre esta compuesta por agua, y sigo pensando estupideces.
Trato de que esa melodía no acabe cerrando mis pensamientos entupidos, cada vez más ridículos, y me veo derrotada, desgastada. El reloj suena a lo lejos, el tic-tac, tic-tac, como un coro de iglesia.
Ya es demasiado tarde para lamentaciones me digo, tratando de tapar la otra ola de pensamientos culposos sobre la escena que presencio.
Esto es lo que quería ¿esto?, ¡no!, ¡si!, ¡no!, ¡si!, ¡si!, si en realidad ¡si! esto es,
Las sabanas estaban un poco manchadas, ya que los brazos estaban fuera de la cama, y mi cabeza descansaba en la almohada mojada, pues fueron muchas las lagrimas que había derramado, muchas las penas, tristezas que me comieron el alma por dentro y por fuera, eran como colmillos afilados que se metían en mi garganta, rasgándola y asfixiando el pequeño espacio para recibir.
Es hora de descansar, es hora de no sentir y volar hacia la luz del sol como siempre soñé, entre nubes y ver los verdes prados desde allí.
Pero no se que sucede, pasa que no vuelo y me quedo pegada, mis pies son rocas, elevo mis manos hacia el techo que aún lo observo y no pasa nada, no me elevo ¿Por qué?, ¿Por qué?, si yo me quiero ir de aquí ahora, no puedo esperar mas, entonces salto para darme un poco de impulso, y no me da resultado.
No creo que me quede mirando todo el tiempo, entonces decido salir de mi habitación, pienso, pienso, en la hora de mi partida, trato de mantener la calma, de seguro esto no es inmediato, esperare.

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